Los cuatro casos penales que enfrentaba Donald Trump, candidato republicano en las elecciones de EE.UU., se encuentran en una situación incierta tras su victoria en los comicios, ya que, una vez asuma la presidencia el 20 de enero de 2025, el Departamento de Justicia no podrá continuar con su acusación. Los dos casos federales impulsados por el fiscal especial Jack Smith, relacionados con el asalto al Capitolio y el manejo de documentos clasificados, se enfrentan a escasas posibilidades de progreso debido a una reciente decisión del Tribunal Supremo que otorga inmunidad presidencial parcial a Trump. Además, uno de los casos federales ya fue desestimado por una jueza, lo que reduce aún más las perspectivas de éxito.

El caso más crítico para Trump es el de Nueva York, donde fue condenado en mayo por falsificar registros comerciales en 2016 para encubrir un escándalo sexual, con una posible pena de hasta cuatro años de cárcel. Sin embargo, su defensa busca retrasar la sentencia y podría alegar que su condición de presidente electo le otorga inmunidad ante cargos judiciales. En cuanto al caso de Georgia por interferencia electoral, se prevé que no avance antes de su investidura debido a conflictos dentro del equipo de fiscales. 

Trump y sus abogados consideran que todos estos casos forman parte de una "caza de brujas" impulsada por intereses demócratas.